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viernes, 25 de marzo de 2011
sábado, 12 de marzo de 2011
Ve a la Hormiga
Ve a la hormiga, oh perezoso, mira sus caminos, y sé sabio. Prov. 6:6.
La hormiga es usada por los escritores sagrados y seculares como ejemplo de laboriosidad y previsión. Trabaja arduamente en el verano para sobrevivir en los tiempos difíciles del invierno.
El sabio Salomón nos invita a observar la vida de estos pequeños insectos como un ejemplo de persistencia, coraje y diligencia. Observar es, tal vez, una de las grandes virtudes de la sabiduría. Pasamos por la vida como locos, corriendo agitados, sin tiempo para observar la salida del sol, el resplandor de la luna, o hasta el simple gesto del perro que mueve la cola cuando regresamos a casa. Esa falta de observación, hace de nosotros personas insensibles, vacías.
Meros robots, que realizan un trabajo eficiente, pero que no disfrutan de la vida.
De la hormiga aprendemos que la vida es lucha, y que para salir victoriosos se necesita laboriosidad, orden y previsión. Las hormigas no esperan a que haya "grandes proyectos" para comenzar el día trabajando. Comienzan con lo que tienen a mano. Cumplen día a día con su deber, no se detienen, simplemente avanzan. Son muchas, y la suma de muchos pequeños trabajos resulta en un proyecto fabuloso, porque si observamos con una lupa el nido de las hormigas, veremos una obra extraordinaria de ingeniería que los seres humanos difícilmente lograrían realizar.
Pero, hay más. Las hormigas trabajan como un ejército. Hay orden y disciplina. No hay grandes realizaciones sin orden. Al perezoso no le gusta trabajar ni observar el orden. El resultado es hambre, miseria y fracaso.
De todas las lecciones que la hormiga nos enseña, la que más me impresiona es la previsión. La hormiga no consume todo lo que encuentra. Guarda, ahorra, almacena. Y al hacer eso, ni pasa hambre, ni desatiende las necesidades de la familia. Eso sería avaricia. Instintivamente, sabe que el invierno vendrá y que no habrá condiciones favorables para trabajar; por tanto, hace provisión y cuando las inclemencias del frío llegan, mientras otros animales pasan hambre, la hormiga está alimentada y protegida en su hormiguero.
¿Qué puedes aprender de la hormiga? ¿Cuánto falta para el invierno de tu vida? "Ve a la hormiga, oh perezoso, mira sus caminos, y sé sabio"
La hormiga es usada por los escritores sagrados y seculares como ejemplo de laboriosidad y previsión. Trabaja arduamente en el verano para sobrevivir en los tiempos difíciles del invierno.
El sabio Salomón nos invita a observar la vida de estos pequeños insectos como un ejemplo de persistencia, coraje y diligencia. Observar es, tal vez, una de las grandes virtudes de la sabiduría. Pasamos por la vida como locos, corriendo agitados, sin tiempo para observar la salida del sol, el resplandor de la luna, o hasta el simple gesto del perro que mueve la cola cuando regresamos a casa. Esa falta de observación, hace de nosotros personas insensibles, vacías.
Meros robots, que realizan un trabajo eficiente, pero que no disfrutan de la vida.
De la hormiga aprendemos que la vida es lucha, y que para salir victoriosos se necesita laboriosidad, orden y previsión. Las hormigas no esperan a que haya "grandes proyectos" para comenzar el día trabajando. Comienzan con lo que tienen a mano. Cumplen día a día con su deber, no se detienen, simplemente avanzan. Son muchas, y la suma de muchos pequeños trabajos resulta en un proyecto fabuloso, porque si observamos con una lupa el nido de las hormigas, veremos una obra extraordinaria de ingeniería que los seres humanos difícilmente lograrían realizar.
Pero, hay más. Las hormigas trabajan como un ejército. Hay orden y disciplina. No hay grandes realizaciones sin orden. Al perezoso no le gusta trabajar ni observar el orden. El resultado es hambre, miseria y fracaso.
De todas las lecciones que la hormiga nos enseña, la que más me impresiona es la previsión. La hormiga no consume todo lo que encuentra. Guarda, ahorra, almacena. Y al hacer eso, ni pasa hambre, ni desatiende las necesidades de la familia. Eso sería avaricia. Instintivamente, sabe que el invierno vendrá y que no habrá condiciones favorables para trabajar; por tanto, hace provisión y cuando las inclemencias del frío llegan, mientras otros animales pasan hambre, la hormiga está alimentada y protegida en su hormiguero.
¿Qué puedes aprender de la hormiga? ¿Cuánto falta para el invierno de tu vida? "Ve a la hormiga, oh perezoso, mira sus caminos, y sé sabio"
miércoles, 16 de febrero de 2011
Para leer, pensar y practicar
Todo ser humano es un manantial de donde brota agua limpia. Tú necesitas partir de esta hipótesis si deseas ser feliz en sus relaciones con los demás.
Mira a la otra persona como si fuese un manantial. Espera de ella siempre agua pura, aunque alguna vez aparezca un pedregullo o una hoja seca. Cierra los ojos a sus defectos y destaca sus virtudes. Las personas generalmente son lo que las otras personas esperan que sean.
Tú, de alguna manera, eres un líder. Trata de obtener lo mejor de cada ser humano. Todos tienen valores y virtudes inexploradas. Imita al minero, cava hondo, pero con cuidado, porque existe el riesgo de que la mina se desmorone.
Observa las virtudes de la otra persona y enaltécelas. Corrige los defectos con amor. Si tú le pides a Dios que te ayude a actuar de esa forma, verás que la persona más beneficiada serás tú mismo.
Haz de este día un día de búsqueda de valores. Mira a las personas, no como son hoy, sino como lo que pueden llegar a ser si tú sabes animarlas, desafiarlas y ayudarlas.
No comiences a desarrollar tus actividades sin pasar antes un tiempo con Dios, y sin pedirle que te ayude a ver a las personas como él te ve a ti.
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